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Entre Festejos y Conflictos: Cómo el Fin de año afecta tu mente y emociones.

  • Foto del escritor: Pedro Valencia Iribarren
    Pedro Valencia Iribarren
  • 29 dic 2024
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 2 nov

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El fin de año, tradicionalmente asociado a momentos de alegría y conexión, también puede ser un periodo cargado de desafíos emocionales y psicológicos. Desde la nostalgia por lo que se deja atrás hasta la presión por cumplir expectativas sociales, esta época del año tiene un impacto significativo en el bienestar mental. Para algunas personas, el cierre de un ciclo despierta reflexiones sobre logros y fracasos; para otras, se convierte en un recordatorio doloroso de ausencias, conflictos familiares o metas no alcanzadas.


En el caso de familias separadas, los desafíos se amplifican. La dinámica de compartir tiempo entre padres separados puede generar tensiones significativas para los hijos y provocar un fenómeno conocido como alineación parental. Este término, que describe la manipulación de los hijos por parte de uno de los progenitores para deslegitimar al otro, puede acentuarse durante las festividades debido a disputas sobre la convivencia y la organización de las celebraciones. Los efectos de estas experiencias no solo repercuten a nivel emocional, sino que también tienen un impacto profundo a nivel cerebral.


Factores Psicológicos del Fin de Año según el DSM-5


1. Estrés por expectativas sociales y familiares


Las expectativas sobre cómo deben ser las celebraciones pueden generar un nivel significativo de estrés y ansiedad, especialmente en personas que tienden a preocuparse por la evaluación social. Este fenómeno está relacionado con el Trastorno de Ansiedad Social (F40.10).


Impacto emocional: La presión por participar en eventos familiares o sociales, cumplir con normas culturales o responder a preguntas incómodas puede llevar a la evitación y al aislamiento.


Consecuencias: A largo plazo, el aislamiento puede fortalecer sentimientos de soledad y afectar la autoestima.


Ejemplo práctico: Juan, quien ya evita reuniones por miedo al juicio social, enfrenta una ansiedad extrema durante el Año Nuevo debido a comentarios sobre su vida personal. Este tipo de situaciones pueden reforzar su evitación, perpetuando el ciclo de ansiedad y aislamiento.


2. Reflexión sobre logros y fracasos


El fin de año impulsa a las personas a evaluar su desempeño personal y profesional, lo que puede intensificar los síntomas del Trastorno Depresivo Mayor (F32.x) en quienes se sienten insatisfechos con sus logros.


Impacto emocional: La comparación social y la percepción negativa de los logros generan sentimientos de insuficiencia, tristeza y desesperanza.


Consecuencias: En casos graves, esto puede conducir a un deterioro funcional y aislamiento social.


Ejemplo práctico: María, desempleada durante el último año, interpreta este hecho como un fracaso total, lo que alimenta su autocrítica y la lleva a evitar encuentros con amigos, perdiendo la oportunidad de encontrar apoyo emocional.


3. Duelos y ausencias significativas


Las festividades pueden reavivar el duelo, especialmente en quienes han perdido a seres queridos. Esto puede manifestarse como un Trastorno Adaptativo con estado de ánimo deprimido (F43.21).


Impacto emocional: Las tradiciones familiares y los recuerdos asociados a la persona perdida intensifican la sensación de vacío y tristeza.


Consecuencias: El duelo no resuelto puede derivar en complicaciones emocionales como depresión prolongada o dificultades para formar nuevas conexiones.


Ejemplo práctico: Carlos, quien perdió a su padre recientemente, evita participar en celebraciones, pues estas le recuerdan los momentos que solían compartir, lo que refuerza su aislamiento.


4. Exceso en el consumo de sustancias


Durante el fin de año, el consumo excesivo de alcohol o drogas puede desencadenar o exacerbar el Trastorno por Uso de Sustancias (F10.x), especialmente en entornos donde el consumo es parte de la dinámica social.


Impacto emocional: El consumo de sustancias suele ser una vía de escape para enfrentar emociones negativas, pero a largo plazo puede intensificar los síntomas depresivos y ansiosos.


Consecuencias: El abuso de sustancias genera deterioro en las relaciones interpersonales, problemas de salud y dependencia.


Ejemplo práctico: Ana, quien ha dejado de beber hace seis meses, siente una fuerte presión social para consumir alcohol en las fiestas. Esta tentación la pone en riesgo de recaída, afectando su proceso de recuperación.


El Rol del Cerebro en los Pensamientos Negativos


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Las experiencias emocionales durante el fin de año tienen un impacto directo en el cerebro, activando áreas específicas relacionadas con el estrés y las emociones.


1. Amígdala e hipervigilancia emocional


La amígdala, responsable de procesar emociones como el miedo y la ansiedad, se activa excesivamente ante situaciones de conflicto o estrés, intensificando respuestas negativas.


2. Corteza prefrontal y rumiación


La corteza prefrontal, encargada de la regulación emocional, se sobrecarga cuando se repiten pensamientos negativos. Esto perpetúa la rumiación, aumentando el estrés y la percepción de fracaso.


3. Sistema de recompensa y expectativas frustradas


Cuando las expectativas de felicidad no se cumplen, se reduce la actividad dopaminérgica, generando sensaciones de insatisfacción y vacío emocional.


4. Ciclos de estrés y memoria


El cortisol, hormona del estrés, afecta la memoria a corto plazo, reforzando recuerdos negativos. Esto perpetúa una visión pesimista de las experiencias.


El Impacto de la Separación de los Padres y la Alineación Parental


La dinámica familiar durante las festividades puede exacerbar problemas preexistentes, especialmente en familias separadas. Los hijos, en particular, son vulnerables a fenómenos como la alineación parental.


1. Conflictos de lealtad


Los hijos experimentan culpa y ansiedad al verse obligados a "elegir" entre sus padres durante las festividades.


2. Manipulación emocional y alineación parental


La manipulación por parte de un progenitor para desacreditar al otro puede desencadenar Trastornos de Ansiedad Generalizada (F41.1) o Trastornos de Apego Reactivo (F94.1).


Ejemplo práctico: Sofía, de 10 años, vive con su madre, quien le insiste en que no visite a su padre. Esto genera en la niña confusión y sentimientos de rechazo hacia él, afectando su bienestar emocional.


Conclusión: Abordar los Desafíos del Fin de Año


El fin de año no es solo un periodo de celebración; también es un momento de transición que puede generar estrés, tristeza o conflictos emocionales. Enfrentar estos desafíos de manera saludable implica adoptar un enfoque consciente y proactivo, basado en tres pilares fundamentales: autenticidad, flexibilidad emocional y establecimiento de límites.


1. Autenticidad: Ser fiel a uno mismo


La autenticidad implica reconocer y validar los propios sentimientos, sin caer en la necesidad de cumplir con las expectativas sociales o familiares. No todas las personas experimentan el fin de año como un momento de alegría, y eso está bien. Permitirnos sentir tristeza, nostalgia o incluso frustración es el primer paso para gestionar las emociones de forma saludable.


Acciones prácticas:


Reflexiona sobre lo que realmente significa esta época para ti.


Prioriza actividades que sean significativas y que resuenen con tus valores personales.


Comunica tus necesidades y emociones de manera asertiva a tus seres queridos.


2. Flexibilidad emocional: Adaptarse a las circunstancias


El fin de año puede traer cambios inesperados o no cumplir con nuestras expectativas. La flexibilidad emocional nos permite adaptarnos, reduciendo el impacto negativo de las decepciones.


Acciones prácticas:


Cambia el enfoque de "cómo deberían ser las cosas" a "qué puedo hacer con lo que tengo ahora".


Aprende a soltar las tradiciones o rituales que generan más estrés que disfrute.


Acepta que no es necesario hacer todo perfecto: a veces, menos es más.


3. Límites saludables: Proteger el bienestar personal


Establecer límites claros es esencial para evitar situaciones que agoten emocionalmente o generen malestar. Esto incluye decir "no" cuando sea necesario y reservar tiempo para uno mismo.


Acciones prácticas:


Decide con anticipación a qué eventos asistirás y cuáles evitarás.


Redefine las interacciones familiares: si ciertos temas generan tensión, establece límites para mantener el respeto mutuo.


Tómate momentos de autocuidado, como paseos, lectura o meditación, para recargar energías.


Replantear el Fin de Año: Una Oportunidad, No una Obligación


El fin de año no debe ser visto como una carrera para alcanzar metas o cumplir expectativas externas. Más bien, es una oportunidad para reflexionar sobre el crecimiento personal, conectar con quienes realmente importan y planificar un futuro más alineado con nuestras prioridades.


Pequeños gestos, como agradecer los logros obtenidos, reconocer las lecciones de los fracasos y compartir momentos significativos con seres queridos, pueden ser más valiosos que las grandes celebraciones. Al final, lo que importa no es cómo celebramos, sino cómo nos cuidamos y conectamos con nuestro bienestar.


Superar los desafíos del fin de año implica tomar decisiones conscientes que nos permitan cerrar el ciclo con gratitud y paz interior, sin importar las circunstancias externas.


Bibliografía


American Psychiatric Association. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-5. Madrid: Editorial Médica Panamericana.


Santandreu, R. (2016). Las gafas de la felicidad. Barcelona: Editorial Grijalbo.


Riso, W. (2011). Amar o depender. Bogotá: Editorial Planeta.


Siegel, D. J. (2012). The Developing Mind: How Relationships and the Brain Interact to Shape Who We Are. Nueva York: Guilford Press.


Bernet, W. (2010). Parental Alienation, DSM-5, and ICD-11. American Journal of Family Therapy, 38(2), 76-86.

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